Quien inicia en la meditación
encontrará dificultades externas y mayormente, por no decir todas, internas “desde
la propia mente”.
Para comenzar a meditar debes
encontrar un lugar tranquilo en lo posible, sentarte en el piso en una postura cómoda con
un cruce de piernas simple (postura fácil) o sentarte en una silla, espalda
recta y debes seguir todas las indicaciones pertinentes que se dan según el
estilo de Meditación elegido.
Cerrarás los ojos, comenzarás a
sentir tu respiración e inmediatamente tu mente comenzará a jugar en tu contra;
te llegarán imágenes, pensamientos que te distraerán, una molestia en la
pierna, el hombro, la mano, te pica la cara, la cabeza y a los pocos segundos
la postura cómoda deja de serlo.
Encontrarás que el lugar elegido
no es tan tranquilo y que las interrupciones se suceden una a otra casi
contrariando la meditación.
Junto con esto, lo más probable
es que descubras que a medida que pasa el tiempo dispuesto para la meditación
cada minuto se hace eterno, que tu cuerpo tiene dolores en lugares y músculos
que ni siquiera sabías que existían. Y sobre todo que tu mente no se ha callado
ni un segundo.
Posiblemente el primer día sea
frustrante, no pudiste concentrarte y no pasó un segundo sin que tu mente te
distrajera, además, eso te enojó “te dio rabia” y el momento que era un regalo
para ti y para controlar el estrés resultó ser todo lo contrario. Lo anterior es
normal, aun no se produce ningún cambio en ti, estás reaccionando en forma
“normal” con el enojo y la rabia. Es la forma común o normal de reaccionar que
tiene tu ser hasta ese momento.
Entonces te preguntarás ¿Cómo logro sostener la meditación?
Cuando lleguen las distracciones
de/a tu mente, deja que lleguen pero no te quedes en ellas.
Cuando lleguen las imágenes de/a
tu mente, deja que lleguen pero no te quedes en ellas.
Cuando llegue la rabia, la ira,
la molestia, deja que lleguen pero no te quedes en ellas.
Tu mente hará todo lo posible
para que no medites porque a tu mente le gusta la comodidad y no quiere que la
saquen de su zona confort, es entonces cuando enviará
falsas señales a tu pierna, hombro, mano, tu cara, tu cabello y tu cuerpo en
general para que te pique, te incomode, te duela, pierdas la concentración y
desistas definitivamente de la Meditación.
Pero ya sabes que los resultados
no son mágicos e inmediatos, es algo que tienes que perseverar e interiorizar,
es tu
momento, es tu propio regalo a ti misma/a ti mismo.
Todos quienes también meditamos
por primera vez nos encontramos con las mismas dificultades que tu encontraste
o encontrarás. Más allá de pasar a ser un hecho anecdótico, con el pasar de los
días, semanas o meses podrás decir; “Hoy aumente a 11 minutos mis
meditaciones”, “Medito 31 minutos al día” o talvez un tiempo superior. Pero lo
más importante es que significará que te has regalado ese tiempo a ti misma/a ti
mismo.
Te adjunto un artículo con los
tiempos de meditación y sus beneficios. Ten por seguro que notarás tus cambios
a medida que avances en la Meditación. Te deseo lo mejor.
Sat Nam,
Randeep Singh.
Artículo:
Fuente:
Manual Primer Nivel Capacitación
Internacional de Maestros de Kundalini Yoga - KRI.
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